Mª Elena Rosso

Servicio de Psicología

Residencia de Mayores Cruz Roja San Fernando Cádiz

Todos, de alguna forma u otra, intentamos prepararnos para la muerte de nuestros mayores. Sin embargo, cuando ocurre, el dolor es tan fuerte que deja en nada cualquier simulación previa. No existe una fórmula, cada uno lo hace como sabe. Sin embargo, el conocer todo el proceso que se desencadena ante esta pérdida, ya sean sentimientos, cogniciones o comportamientos, puede ayudarnos a afrontarlo y diferenciar si nos encontramos ante una experiencia de duelo complicado o no.

¿Qué es el duelo?

La mejor definición de duelo es aquella que lo describe como la experiencia de una persona tras una pérdida y el proceso de adaptación a ésta (J. William Worden). Es un proceso que conlleva una serie de sentimientos y comportamientos normales ante esta pérdida, aunque haya veces que no los atribuimos como tal, llegando a pensar que estamos llevándolo mal o sintiéndonos culpables e incluso estúpidos por ello. Parte de esto se debe al desconocimiento y a la incomprensión que recibimos por parte de nuestro entorno.

Sentimientos más comunes en el duelo

Tristeza, ira, ansiedad, soledad, fatiga, desamparo, shock, y añoranza son algunos de estos sentimientos propios de este proceso, al igual que lo son la culpabilidad y el remordimiento, la emancipación o liberación, el alivio o la insensibilidad.

Estos sentimientos se expresan, en ocasiones, en forma de alteraciones físicas como vacío en el estómago, opresión en el pecho y/o garganta, hipersensibilidad al ruido, sensación de despersonalización, falta de aire o aliento, debilidad muscular, falta de energía o sequedad en la boca, entre otros.

Comportamientos y congniciones habituales

Sin embargo, el duelo no solo es un proceso emocional, también conlleva cogniciones y comportamientos habituales.

Con respecto a las cogniciones nos referimos a incredulidad, confusión, preocupación pero también son frecuentes las alucinaciones y la sensación que está presente el fallecido/a.

Los comportamientos que más se dan son trastornos del sueño, soñar con el/la fallecido/a, buscarlo o llamarlo en voz alta, alteraciones en la alimentación, lloros, intentar evitar recordarlo, acumular objetos del/la fallecido/a…

Cabe destacar que cada proceso es individual y diferente. Estos sentimientos, cogniciones o  comportamientos pueden darse o no y el tiempo de duración del duelo es variable.Pero para tener una visión general se puede decir que una persona en duelo pasa por una serie de fases (Kübler-Ross, 1969 “On Death and Dying”) que a veces se solapan en el tiempo. A groso modo estas serían por este orden:

Fases del  duelo generales

  1. Negación

  2. Ira

  3. Negociación

  4. Depresión

  5. Aceptación

En la actualidad tendemos a ver el proceso de duelo como algo negativo, que hay que evitar o evitárselo a nuestros familiares o seres queridos. Pero negarse o negar este proceso de duelo es más perjudicial que el duelo en sí, algo que puede desembocar incluso en trastornos ansioso-depresivos, somatización, etc.

¿Cómo afrontamos el duelo en la Residencia?

En la Residencia nos enfrentamos habitualmente a un tipo concreto de duelo, el llamado duelo anticipatorio, que surge antes de la muerte real de un ser querido, porque creemos que ésta será inminente. Se refiere a la reacción que se produce luego de la noticia de la pérdida inminente de un familiar debido a una enfermedad terminal.

Desde nuestro servicio de psicología asesoramos en el sentido de que  no significa que no se deba realizar el proceso de duelo posterior a la muerte ni acortar el tiempo de elaboración sino que se trata de un período de aceptación de esta muerte que permite cerrar la relación con el ser querido y decir adiós sin rencores ni culpas.

Por otra parte, si bien los síntomas del duelo anticipado pueden ser similares a los del duelo que se inicia luego de la muerte de un ser querido, la intensidad de sus emociones resulta mucho más inestable. Ello se debe a que ser  testigo de la lucha de un ser querido con la muerte te hace vivir en un estado de emergencia constante con un gran sentimiento de angustia que parece durar para siempre.

También cabe destacar que  la sensación de pérdida puede aparecer ante la muerte psíquica, es decir, ante el deterioro progresivo de las capacidades de nuestro ser querido, no sólo ante la muerte física de este.

En una segunda parte de este artículo abordaremos estrategias para afrontar el duelo no complicado:

Residencia de mayores Cruz Roja San Fernando (Cádiz) – Centro de día

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