12 de octubre de 2022
Servicio de Psicología
Residencia de Mayores Cruz Roja San Fernando Cádiz
La etapa de la senectud es un período de la vida en las que los cambios pueden ser muchos y variado, y en muchos casos, drásticos. A veces, puede ser una etapa vital incomprendida y en consecuencia, poco atendida. Los cambios pueden ser físicos (deterioro, pérdidas de funcionalidad en las actividades básicas de la vida diaria, cambios corporales, patologías diversas, etc.) y también psicológicos (aceptación de esos cambios, integración de deterioro propio de la edad, reconocimiento de las enfermedades, pérdidas de seres queridos o amistades, etc.).
Ayuda psicológica a personas mayores
Por todo ello, es crucial una atención psicológica que les acompañe en este período vital, resolviendo sus dudas, mostrándoles apoyo, comprendiéndoles y empatizando con ellos lo máximo posible. Es necesario que se puedan desahogar y expresar sus emociones, identificarlas y entenderlas como parte de un proceso natural y no necesariamente traumático. De eso somos muy conscientes en la Residencia, de ahí la importancia del papel de nuestra psicóloga:
1- Adaptación a nuevas situaciones
Desde el ingreso al centro, cambios vitales en su familia, nueva habitación, nueva dieta por prescripción médica, etc. es fundamental. Cualquier cambio en sus rutinas puede generar una situación de estrés que les cause mucho malestar. El psicólogo, con sus conocimientos y desde la empatía y el respeto, puede dotarles de herramientas para mejorar su estilo a la hora de afrontar dificultades, sus habilidades sociales, su gestión emocional y/o una buena resolución de conflictos.
2- Relaciones sociales
A la hora de relacionarse con sus compañeros y con los trabajadores del centro también se trabajan las habilidades sociales, ya que el entorno propicia socializar y realizar actividades en grupo, de modo que en pro de facilitar la resolución de conflictos y promover un ambiente tranquilo y una buena convivencia se fomenta la asertividad a la hora de establecer relaciones entre los residentes. Se les dan pautas para entablar conversaciones de manera cordial y respetuosa, a ser comprensivos y a ponerse en el lugar de la otra persona. Estas se pueden dar a través de talleres grupales o de intervenciones individuales.
3- Trato con los familiares de los residentes
Nuestra labor con los familiares es muy importante, pues todo forma parte de un engranaje perfecto. A la hora de ingresar, se les ayuda a entender emociones contrapuestas (en muchos casos es una decisión muy dura) de apoyo y comprensión. A la familia se le explica el proceso de adaptación de forma general haciéndoles ver las circunstancias de cambios adaptativos a las que se ven expuestos sus seres queridos haciéndolos empatizar con ellos y explicándoles cómo identificar sus emociones, dándoles nombre y normalizándolas. Se les brinda un espacio de desahogo a nivel afectivo desde el cual no hay juicio sino comprensión y respeto. El apoyo es básico ya que desde el equipo se va a tratar de satisfacer todas las necesidades que presente la persona vista como un ser integral. Se dan pautas para facilitar la comunicación con sus familiares y así mejorar las relaciones con ellos.
Valoración cognitiva y afectiva del mayor
La valoración cognitiva y afectiva es otro aspecto clave aquí, pues para abordar correctamente la situación de la persona debemos realizar una valoración cognitiva y afectiva, para poder saber cómo satisfacer las necesidades de esa persona. Para después realizar la elaboración de planes individualizados de estimulación cognitivo y sensorial y talleres específicos.
