Servicio de Psicología

Residencia de Mayores Cruz Roja San Fernando Cádiz

La culpa es un “estado de pelea” entre la persona que somos y la idea que tenemos de cómo deberíamos ser y actuar

Sentimiento de culpabilidad al ingresar un familiar en la Residencia de mayores

La decisión de ingresar a un familiar en la Residencia no es fácil, pues no es algo que se toma a la ligera. Generalmente, responde a motivos fundados en la patología del mayor, ya que en el hogar no se dispone de los recursos necesarios para poder atenderle y asistirle bien.

Sin embargo, pese a que está más que justificada, esta decisión conlleva enfrentarse a sentimientos encontrados donde el de culpa siempre está presente. Este sentimiento, estas semillas de culpa, nacen desde la niñez en  torno a lo que significa y supone el ingreso en una residencia, que va creciendo a lo largo de nuestra vida.

Es un sentimiento lógico sin lugar a dudas pero, desde nuestra experiencia, desde lo que observamos en la Residencia, una vez tomada la decisión, es mejor aparcar esa culpa, ya que conlleva una lucha perdida que consume energía y conduce al enfado y la amargura.

No se trata de que esté mal lo que se ha hecho sino de aceptarlo, y hacer coincidir lo que se quiere con la nueva situación.

La situación en que nos encontramos puede gustarnos o no, pero es la realidad y solo podemos construir a partir de ella

Cómo gestionar el sentimiento de culpa

Ayudar a liberar la culpabilidad

Desde nuestros servicios y en especial desde Psicología, se trabaja este sentimiento, tratando de que desaparezca dentro del período de adaptación de su familiar a la Residencia. La atención, desde la escucha activa, así como la visión y entendimiento de lo que hacemos y cómo lo hacemos, proporciona la confianza adecuada y necesaria que los familiares necesitan para darse cuenta de que tal sentimiento estaba fundamentado en una idea, no en una realidad.

Si bien dicho trabajo es aceptado y trabajado desde la apertura que muestran la mayoría de familiares, también existen casos, en los que los efectos de la culpa son interminables, provocándoles un desgaste que inciden incluso en su propia salud. Es como si llevásemos un juez interno que nos murmura al oído sus acusaciones cada vez que nos apartamos del modelo. Y lleva a enfado, a rabia, a estar juzgando continuamente, buscando el error que justifique a este juez interno.

Bastaría con convertirnos en observadores de nosotros mismos para descubrir que este juez interno no nos guía por el buen camino, y además nos perjudica, a nosotros mismos y a las personas que nos rodean.

El trabajo psicológico que desarrollamos para disolver la culpa, se basa en observar los pensamientos, las ideas, las frases que nos invaden cuando ésta te desborda. Es importante observar que solo son ideas, no realidades.

Cuando la  idea, el juicio, queda a un lado, nosotros podemos recuperar nuestro camino. Y más allá de lo que pensemos, siempre hay que considerar que hacemos lo que podemos, que puede ser el máximo dentro de nuestras posibilidades.

Residencia de mayores Cruz Roja San Fernando (Cádiz) – Centro de día

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