Servicio de Psicología
Residencia de Mayores Cruz Roja San Fernando Cádiz
“Los grupos para Cuidadores les está ayudando a identificar los síntomas psicológicos y conductuales de la demencia que pueda tener su mayor, a compartir experiencias y a dotarse de herramientas para afrontar mejor la situación”
De ahí que hablemos de buenos resultados. Con los grupos de apoyo proporcionamos un espacio donde los cuidadores, tanto de residentes como de otros mayores no residentes, puedan compartir sus experiencias y reflexionar con la ayuda de profesionales especializados.
Hemos querido hablar con Mª Elena Rosso, psicóloga de la Residencia, quien dirige este grupo, para conocer en profundidad la metodología que se está siguiendo y los resultados que se están obteniendo.
Mª Elena Rosso, psicóloga y coordinadora de los grupos de apoyo para cuidadores.
Grupos de apoyo para cuidadores
A grandes rasgos, ¿cuál sería el balance?
Estamos consiguiendo resultados muy positivos. Los/as cuidadores/as que asisten a estos grupos de apoyo están dotándose de herramientas y estrategias para afrontar mejor el cuidado de sus mayores dependientes. La mayoría de ellos/as, por ejemplo, llegan con niveles altos de ansiedad y con muchos sentimientos encontrados, en parte por no saber manejar adecuadamente la situación y la enfermedad de sus mayores y en parte, por no recibir el apoyo necesario a todos los niveles.
Veo que poco a poco van adquiriendo una actitud diferente. Por ejemplo, el trabajar la ansiedad con técnicas de relajación, entre otras, conseguimos niveles más bajos en el día a día, y con esto mayor bienestar general. Este se acrecenta aún más al tener un lugar seguro donde poder expresarte libremente sin ser juzgado/a, y donde aprender el manejo de las diversas situaciones que algún momento nos han sobrepasado, tanto de cara a nuestro familiar como a nuestro entorno. Esta es una de las cosas más necesarias por nuestros/as cuidadores/as.
En definitiva, se van dando estrategias que funcionan en muchos de ellos.
¿Qué metodología seguís en estos grupos?
En primer lugar, se hace una valoración general, de la ansiedad, las estrategias que usan y aspectos que les inquietan más. A raíz de esta visión global, marcamos unos objetivos a alcanzar. Después, las sesiones se van estructurando y definiendo sobre la marcha, dependiendo de cuanto necesitemos pararnos en cada punto y las necesidades nuevas que puedan ir surgiendo.
Este año hemos empezado haciendo un resumen de las diferentes demencias que encontrábamos entre los familiares de las cuidadoras que acudían al grupo, así como de los comportamientos más habituales que conllevan. Y es que, a veces, no cuentan con que, por ejemplo el Alzheimer, supone también alteraciones en el comportamiento, piensan en que sólo es una alteración de la memoria y se ven muy perdidos. Incluso se echan a veces la culpa de ello. Esto les generaba unos niveles de ansiedad y frustración que poco a poco hemos ido aliviando, sabiendo identificar en primer lugar esos síntomas. De esa manera, aprenden a manejar mejor la enfermedad.
Así, conociendo un poco más de las demencias y lo que es o no habitual en éstas, se sienten más tranquilos, algo que influye en su pensamiento y conducta.
Las sesiones, aunque programadas, cuentan con la flexibilidad necesaria para trabajar temas que van surgiendo, y que son una fuente de preocupación para los/as cuidadores/as. Como por ejemplo, el tema de la muerte del familiar. Muchos/as tienen sentimientos encontrados. También se preguntan qué va a pasar con ellos/as después de que su mayor fallezca puesto que algunos/as solo se dedican a esta labor de cuidado, habiendo dejado de trabajar e incluso alejándose de amigos/as y familiares, y no saben que función tendrán dentro de la sociedad al dejar de ejercer este cuidado.
Son grupos reducidos, de no más de 15 personas… ¿Hasta qué punto es importante el encuentro entre ellos?
Muchos/as de ellos/as no se sienten comprendidos/as por su entorno. A veces, ni por los/as miembros de su propia familia. Sin embargo, aquí se encuentran con otras personas que están en su misma situación y que se sienten igual de incomprendidos que ellos/as.
Al compartir sus propias experiencias y al ver que muchos de ellos/as se encuentran con los mismos problemas, se sienten mejor, porque ya no se ven como raros/as. “Hay otros/as que viven lo mismo que yo…”, se dicen. Y además, pueden expresarlo, y aprenden unos/as de otros/as. Se dotan así de herramientas útiles y todo ello les lleva a vivirlo de otra forma y a cambiar su visión de las cosas, y por tanto su comportamiento.
“Sabiendo manejar la enfermedad, conociendo los síntomas… si además puedes expresarte en un ambiente afable y te dan estrategias necesarias, por supuesto que la conducta comienza a cambiar”
¿Hay algún aspecto que les caracterice?
Normalmente, la culpabilidad. Es un tema que trabajamos específicamente. La definimos, la reconocemos, y trabajamos con ella, tanto de cara a sus familiares, como en otras facetas de sus vidas.
TESTIMONIO de algunos participantes en el Grupo de apoyo para cuidadores
Irene: “Ha sido genial y me ha sabido a poco…”
Irene asiste al Grupo de apoyo a cuidadores con dos de sus hermanas. Son hijas de uno de nuestros residentes. Cuando le preguntamos por su experiencia, es bastante contundente: “Ha sido genial y me ha sabido a poco…”
Irene nos cuenta que cuando llegó al Grupo estaba muy mal y deprimida por todo lo que le generaba el cuidado de su padre y por el sentimiento de culpabilidad que tenía por haber optado por ingresar a su padre en la Residencia. Poco a poco, con las distintas sesiones, esos sentimientos negativos fueron desapareciendo porque, como ella mismo relata, “en primer lugar, aprendí a entender mejor la enfermedad de mi padre – Alzheimer- y todo lo que ésta conlleva. Además, ese sentimiento de culpabilidad que me ha acompañado durante tanto tiempo ha ido desapareciendo. Siempre decía que nunca iba a ingresarle en una Residencia y ahora donde mejor le veo es aquí, porque está tranquilo y más controlado. Pero hasta haber entendido esto, lo he pasado muy mal y el grupo me ha ayudado mucho en este sentido”.
Irene insiste en lo importante que ha sido para ella poder compartir sus vivencias, inquietudes y preocupaciones con otras personas que se encontraban en una situación similar: “En los grupos hablamos con absoluta tranquilidad, sin temor a ser juzgados. Nos abrimos mucho, lo que para algunos es “un mundo”, para otros no lo es tanto y nos ayudamos entre nosotros”.
Rosa
Por su parte, Rosa nos cuenta que hacía tiempo que no se sentía tan bien. Su situación es distinta. Ella cuida a su madre en casa. Lleva haciéndolo desde hace tres años, dedicándose a su cuidado las 24 horas del día y como ella mismo nos dice, “habiendo sacrificado otras muchas cosas en mi vida”, algo por lo que se entristece.
Rosa es muy clara cuando le preguntamos por los beneficios que le ha reportado el Grupo de apoyo a cuidadores: “Me ha ayudado fundamentalmente a no sentirme culpable, a aceptar la realidad y a pedir ayuda” y destaca el papel de Elena, psicóloga de la Residencia y quien dirige estos grupos: “Es una chica tan dulce… nos escucha mucho, nos ayuda bastante”.