Hablábamos hace unos días de Irene, la benjamina de la Residencia. Hoy lo hacemos de Carmina, una de las mayores, de las veteranas. A punto de cumplir 99 años, ingresó en la Residencia en el año 2004. Lleva con nosotros 14 años y cómo no, en todo este tiempo ha hecho de la Residencia su casa. Y así la llama…

Su apariencia a simple vista frágil contrasta armoniosamente con su fuerte carácter que le hace más entrañable aún y divertida.

Carmina se adaptó desde un principio a la Residencia. Participa en las actividades aunque sólo cuando le apetece y asiste puntualmente a las sesiones de fisioterapia para hacer ejercicio.

Sus sobrinas vienen a visitarle muy a menudo. Es fácil verla con su particular sonrisa que regala a todo aquél que le dedica una conversación, un piropo, una palabra…

Nuestra Residencia es hoy un lugar abierto y flexible que se ha ido adaptando a las nuevas necesidades y a las particularidades de cada usuario, sea autónomo o no, más o menos dependiente, más o menos mayor.