Servicio de Psicología
Residencia de Mayores Cruz Roja San Fernando Cádiz
El cuidado de un familiar o allegado no es una tarea fácil. Requiere de grandes dosis de paciencia y capacidad de adaptación. Vamos aprendiendo sobre la marcha y en muchos casos, surgen contratiempos que parecen superarnos.
Alrededor del 85% de las cuidadoras son mujeres. El perfil del cuidador suele ser una mujer de mediana edad, familiar directo de la persona dependiente, que trata de compaginar los cuidados con su vida laboral y personal, algo que le supone un esfuerzo físico y emocional importante.
Hablamos con Mª Elena Rosso y Rocío Castillo, psicólogas de la Residencia, que nos dan algunas claves para que el cuidado sea lo más llevadero posible.
Cuidador de una persona mayor dependiente
¿Qué sentimientos/emociones suele experimentar el cuidador de una persona mayor dependiente?
Cuando el cuidado de personas mayores dependientes se prolonga demasiado, suele aparecer el llamado Síndrome del cuidador/a. Aparece cuando nos exponemos a niveles continuos de estrés.
Síntomas del síndrome del cuidador:
Los síntomas más comunes son:
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Desmotivación.
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Frustración.
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Bajo estado de ánimo.
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Cambios bruscos de humor, etc.
En definitiva, al cuidador les invade un sentimiento de estar desbordada/o por la situación y de soledad, incluso durante muchos años después de haber finalizado el proceso de cuidado.
Aparecen también sentimientos ambivalentes, llegando a tener incluso algunos sentimientos negativos hacia la persona a la que cuidan.
A veces no asociamos estos síntomas a su causa, y pueden recibir poca compresión de su entorno.
¿Qué pueden hacer las personas cuidadoras para “aliviar” su carga?
Lo más importante es tener presente que para realizar un buen cuidado, primero tenemos que cuidarnos nosotras/os.
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Delegar responsabilidades y tirar de su red de apoyo.
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Es muy importante sacar tiempo de ocio, y mantener en nuestro día a día actividades placenteras. Hacer algo de ejercicio también ayuda.
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También es muy beneficioso informarse acerca de la demencia o enfermedad que este padeciendo la persona a la que estamos cuidando, para planificar y aprender estrategias para afrontar la situación.
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No abarcar más de lo necesario. Si la persona cuidada tiene la capacidad de realizar determinadas actividades, hay que dejar que la persona dependiente realice las actividades que pueda, así aumentara la autoestima de la persona cuidada y quitará responsabilidad a la cuidadora.
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Pedir ayuda a asociaciones de pacientes o participar en grupos de apoyo.